La primavera ya está aquí, y es sin duda una de las mejores épocas del año para practicar deportes al aire libre. Y sin duda alguna, el que más adeptos está ganando en los últimos años es el de la BTT o bicicleta de montaña, en su modalidad tradicional o eléctrica, y la bicicleta de carretera. El valle de Aísa es un territorio de lujo para este deporte. Por su tranquilidad, por su belleza, y por la gran variedad de rutas que tenemos marcadas.
Aquí os vamos a aconsejar alguna de ellas, para que las apuntéis en vuestra lista de «cosas que hacer» en los próximos meses. Además, os recordamos que nuestro alojamiento es «bike friendly», es decir, nos hemos esforzado y seguimos haciéndolo en cubrir las necesidades de quienes quieren disfrutar de su estancia mientras viajan con su bici o recorren las rutas ciclistas del entorno. Disponemos de servicios o infraestructuras especialmente pensadas para los distintos tipos de ciclistas.
Y ahora sí, éstas son las 3 rutas que hoy os aconsejamos como imprescindibles:
1. Aísa – Hecho- Ansó- Camping de Zuriza- Isaba
Preciosa ruta por carreteras secundarias por los Valles de Aisa, Hecho, Ansó y Zuriza. Nos adentramos hacia las máximas alturas del Pirineo por carreteras sinuosas sin apenas tráfico, donde veremos pueblecitos mágicos como Aisa, Jasa, Echo, Ansó y valles como el Zuriza, donde pedalearemos varios kms a escasos metros
de ríos salvajes de alta montaña que harán inolvidable esta etapa. ¡Para disfrutar!

2. Aísa
Es la ruta más moderada. Tiene una distancia de 10,2 kilómetros y llegas a una altitud de 1359 metros. Es sin duda una de las más bellas. Sobre todo si la haces en verano, donde te acompañarán sarrios, marmotas y seguramente, el ganado vigilante.

3. Aisa – Cubilar – San Adrian de Sasabe
Son casi 23 kilómetros. El inicio y final de esta ruta se realiza por carreteras comarcales de gran belleza con muy poca circulación de vehículos. El resto de la ruta discurre, al principio por pista forestal atravesando bosques, y desde el Cubilar de las vacas, iniciamos el descenso hacia San Adrián de Sasabe, por un sendero PR, perfectamente marcado, ciclable casi en su totalidad, aunque librando gran desnivel.
Merece la pena detenerse unos minutos para visitar el monasterio de San Adrian de Sasabe, una joya del románico.
