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Migas aragonesas, ternasco de Aragón y olla jacetana, ¿con cuál te quedas?

Si hablamos del Pirineo, el buen comer está garantizado. Esta región aragonesa cuenta con una gastronomía típica que supone un reflejo de su historia, paisaje y tradiciones. Recetas culinarias que han pasado de generación a generación como un tesoro familiar al que mimar.

Con una base de ingredientes locales como las hortalizas, las legumbres o el cordero, la comida de la Comarca de La Jacetania ofrece una experiencia en el mundo del sabor para los amantes de los buenos platos. Aquí os traemos tres de ellos: las migas, el ternasco o la olla jacetana. Cada uno de ellos cuenta una historia de su gente y de su tierra e invitan a quienes los prueban a disfrutas y conocer un poquito más esta zona montañosa.

Las migas aragonesas están consideradas uno de los platos más demandados por locales y visitantes. Se convierte así en un emblema de la región conocido por su sencillez y peculiar sabor. Antiguamente, este plato surgió con la idea de poder aprovechar el pan duro al que se le añadía condimento para convertirlo en un plato sabroso. También conocidas como migas del pastor, tienen una historia arraigada al trabajo de quienes cuidaban de sus rebaños durante todo el año. Supervivencia, ingenio y adaptación a las circunstancias son algunos de los ingredientes que no vemos cuando comemos las migas, pero que están presentes en cada una de las recetas. Las migas suelen ir acompañadas por ajo, panceta, chorizo y/o longaniza y patata aunque son muchas las variantes de esta delicia. Además, una vez puestas en el plato se pueden acompañar por uvas, melón, tomate o huevo frito

El ternasco de Aragón, como su propio nombre indica, es famoso por ser un producto autóctono. Es una apuesta por el alimento de proximidad y de kilómetro cero, con garantía de haberse criado en los pastos pirenaicos de la zona. Asado, a la plancha o a la brasa, este plato proviene de corderos jóvenes de razas locales que garantizan su ternura y jugosidad. Desde los hogares más humildes hasta los restaurantes de alta cocina presentan este manjar en cada una de sus múltiples versiones. Para mayores y pequeños, ¿quién dice que no a unas costillas de cordero a la brasa o a una buena espalda asada?

Por último, os queremos hablar de la olla jacetana. Este plato hace referencia a la historia vivida de la Comarca. Productos locales, tradición y contundencia hacen de este manjar una delicia para el paladar de quienes lo prueban. Legumbres, costilla de cerdo y productos del campo como cebolla, patata, zanahorias, puerros, nabos o calabaza son los ingredientes principales de la olla jacetana, que tiene tantas variantes como cocineros que se atreven con él. Morcilla, panceta, chorizo o jamón son algunas de las aceptaciones que se pueden añadir a este plato caliente perfecto para combatir una tarde invernal o para reponer fuerzas después de una excursión alpina.

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