Aunque la primavera astronómica no llega hasta el 21 de marzo, en nuestros montes y jardines ya estamos pudiendo disfrutar de las primeras flores. Son las más «tempraneras». Algunas no llegarán al mes de abril, y otras sin embargo podremos disfrutar ya de ellas durante todo el verano. ¡Te las presentamos!
Narciso

Una de las primeras flores de nuestras praderas que indica que la primera ha llegado (aunque no sea la astronómica) es el narciso. Esta flor de «leyenda» debe su nombre a un apuesto joven que se enamoró de sí mismo cuando vio su reflejo en el agua. Y sin duda alguna, estas flores son tan bellas que entendemos perfectamente que hayan adoptado ese nombre. Para nosotros son el símbolo de que debemos decir adiós al invierno (aunque aún pueda caernos alguna débil nevada).
De hecho, estamos hablando de un bulbo que necesita frío para florecer. Algo que nos obliga a plantarlos en los meses de otoño (si lo quieres tener de forma artificial), y siempre antes de que el terreno comience a sufrir heladas.
Hepática o hierba del hígado

Si estás paseando estos días por zonas sombrías seguramente ya hayáis podido ver salir estas pequeñas flores violetas. En nuestro país, la medicina popular le ha atribuido propiedades muy variadas, pero en general está considerada como un buen descongestionante del hígado.
Eso, y la forma de cada uno de sus pétalos, hacen que esta bella flor haya recibido su nombre. Conviene recordar que nunca se debe usar en estado fresco, sino que hay que someterla a un secado total y guardarla en frascos herméticos.
Arenaria Montana

“Arenaria Montana” es otra pequeña flor que veréis en vuestras excursiones por el Valle de Aísa (y otras zonas del Pirineo). Aunque en esta fotografía sólo hay una de ellas, estas pequeñas flores blancas aparecen en grupos, y casi siempre en los bosques. Quizá algunos las podáis confundir con la anterior “Anemone hepática”. Sus flores de color blanco puro son muy llamativas, tanto que harán que cualquier lugar se vea de una manera muy especial.
Margarita

Por último, no podíamos olvidarnos de la bella margarita, sin duda símbolo indiscutible de que la primavera ha llegado. Se encuentran en prados y laderas y, como en la foto, suelen mezclarse con tusílagos, otra flor muy tempranera. Aquí crecen con grado de humedad y nutrientes variables derivadas del manejo por siega o pastoreo. También en verdes praderas y por supuesto en los jardines de nuestras casas.
El poder medicinal de esta planta recae en sus flores y hojas, que puede tomarse frescas, en infusiones, o se secan y se conservan para futuras preparaciones medicinales.